Qué es la educación inclusiva

La educación inclusiva es un tema que ha estado en las noticias desde hace bastante tiempo, y es algo con lo que todos estamos familiarizados, o al menos yo lo estoy. Pero, ¿qué significa realmente?

La educación inclusiva significa que todos los niños y jóvenes, con y sin discapacidades o dificultades, aprenden juntos en los distintos centros educativos ordinarios.

Todos los objetivos legislativos son muy importantes, pero pueden ser difíciles de alcanzar. La educación inclusiva es algo difícil de aplicar. Esto se debe a que no siempre es fácil saber cuál es la mejor manera de incluir a personas con diferentes necesidades y capacidades en un entorno educativo.

Por ejemplo, ¿qué pasa si la discapacidad de un estudiante interfiere con su capacidad de concentración? ¿Cómo se puede adaptar eso cuando se trata de prepararlo para la universidad o el trabajo? ¿Y si un estudiante tiene un estilo de aprendizaje que le hace sentirse incómodo en las aulas tradicionales? ¿Y si les preocupa ser excluidos del aula porque no encajan? Por eso es importante que los educadores sean conscientes de estas cuestiones antes de empezar a aplicar prácticas inclusivas.

Los centros educativos pueden ayudar a los alumnos con discapacidades o estilos de aprendizaje a sentirse incluidos de muchas maneras, pero se requiere una planificación cuidadosa y dedicar algo de tiempo a pensar en cómo el entorno puede hacer que los alumnos se sientan más cómodos.

El primer paso es reconocer que algunos estudiantes tienen estilos de aprendizaje diferentes a los del aula típica. Esto significa que pueden no aprender tan fácilmente en un entorno de clase tradicional, donde se espera que todos los estudiantes se queden sentados y presten atención mientras el profesor les habla.

Trabajar de forma inclusiva en el aula es una de las claves de la educación de calidad, algunas de las pautas que se pueden seguir son las siguientes:

  • Conocer a los alumnos. Los profesores deben tomarse el tiempo necesario para conocer a los alumnos, considerando a cada persona como un individuo con sus particularidades. Los juegos, las preguntas y la observación son básicos para lograr este conocimiento.
  • Uso de métodos más activos. Otra de las claves es el uso de actividades que fomenten el pensamiento crítico, de manera que los alumnos se planteen problemas y soluciones, es decir, se hagan preguntas sobre el mundo que les rodea. En definitiva, se trata de implicar a todos los alumnos.
  • Evaluaciones diferentes. Si el aprendizaje es diferente, la forma de evaluar también debe serlo, para que se tengan en cuenta las particularidades de cada niño.
  • Propuestas de los niños. La educación inclusiva debe centrarse en dar a los niños la oportunidad de elegir y que ellos sean quienes dirijan su aprendizaje.

Irene Díaz Gil – Profesora

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