¿Qué sería de unas obligaciones sin derechos? ¿Y unos derechos sin obligaciones? Está claro que siempre tiene que haber un equilibrio. Algo que nos haga sentir que estamos en el punto correcto para que todo funcione a la perfección. Pero, ¿en la vida real es así?
Queremos no solo vivir bien, sino vivir sin aceptar las consecuencias de ello. Somos como quienes quieren coger una rosa sin pensar que para ello han destrozado el rosal. Pero una rosa tiene la dificultad de que te puedes pinchar.
La educación en España se ha centrado, desde hace años en los derechos de las personas y se ha dejado de lado las obligaciones, esas responsabilidades que debemos asumir.
El niño prefiere jugar y no cumplir con las normas familiares, por ejemplo, acostarse a una hora determinada. El adolescente exige paga y horario libre, pero olvida su obligación de rendir en la escuela, los trabajadores, muchas veces, pedimos más de lo que ofrecemos, el político…
Nos quejamos de las imposiciones de las normas al tiempo que reclamamos una flexible interpretación de las mismas.
Mauricio Jorquera.
Coordinador ONG Recicla-Alicante
